Los tristes y preocupantes acontecimientos que nos ocupan estos días con la escalada violenta en Ucrania ponen de manifiesto la debilidad desde el punto de vista energético de España, y más ampliamente, de Europa Occidental.
En los últimos veinte años hemos asistido al cambio en las políticas energéticas europeas, que han apostado de manera firme por la energía limpia. Llámese renovable, verde o alternativa; lo cierto es que España ha apostado por reducir el impacto de carbono, gases y otros residuos problemáticos que traen aparejados ciertos tipos de producción de energía.
Con ello, el mercado energético actual en España tiene una fuerte dependencia de terceros países. Se estima que en la actualidad, esta dependencia puede ser cercana al 76%. Es decir, en España solamente se produce la cuarta parte de la energía requerida. De ese 76% aproximadamente el 45% es proveniente del petróleo y el 22% del gas natural, productos altamente cambiantes en un mercado como el actual.
Esta volatilidad, como casi siempre, se produce en un incremento de los precios del suministro de energía. Como reflejo de esta afirmación, hace doce (12) meses el precio del Mw/h era de 54,43 euros y en el día de hoy es de 544,98 euros. En otras palabras, el precio de esta energía se ha multiplicado por diez en un año.
La solución a esta subida descontrolada pasa por la utilización de las únicas fuentes de energía disponibles en nuestro entorno y que cumplen con los objetivos de emisiones fijados por la Unión Europea.
La inversión en energías renovables no solo es interesante desde un punto de vista económico. A día de hoy su importancia alcanza valores incluso geopolíticos. Nuestra dependencia de naciones con regímenes poco estables como Argelia, Rusia o Nigeria hace necesario un cambio radical en el modelo energético, que además debe ser urgente.
La iniciativa privada se descubre probablemente como la mejor opción para dar respuesta rápida a las necesidades energéticas. La inversión en energía fotovoltáica o energía eólica están alcanzando máximos históricos en España, mientras que otras técnicas menos exploradas, como el hidrógeno, parecen ser soluciones igualmente válidas para paliar nuestro déficit energético.
Afortunadamente, existe un marco legislativo solido que permite garantizar esta clase de operaciones que sin duda marcarán los próximos meses de la agenda económica global.
Elaborado por CARLOS CERVERA DE QUALITY LAWYERS